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"La verdad no tiene por qué tener sentido, la mentira se construye para que lo tenga", (ESDK) 

El autor

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En esta sección me gustaría hablaros de tú a tú, para que podáis conocerme de verdad. Encontraréis una biografía más escueta al final de la página.

Soy Alberto Fausto, y desde pequeño he sentido una profunda fascinación y atracción por el mundo de las letras. Crecí influenciado por las pinturas y poesías de mi madre, y mi hermana me enseñó a leer antes de entrar a primaria. Cuando digo leer, me refiero a leer con propiedad, libros que no eran adecuados para mi edad. Aunque muchas de esas historias yo no llegaba a comprenderlas del todo, hacían que me sintiese orgulloso cuando me hacían salir a la pizarra a leerlas en voz alta. Ut y las estrellas de Pilar Molina Llorente fue uno de esos primeros libros. Más tarde, conforme crecía, llegarían maravillas como La historia interminable de Michael Ende o El señor de los anillos de Tolkien, que leí por primera vez con unos doce o trece años.

Esas historias me marcaron de tal modo que, casi sin darme cuenta, publiqué mi primera poesía en una especie de periódico que se editaba en mi colegio. A la vez, había comenzado a escribir en unos diarios que todavía conservo, y en los que además de contar las vicisitudes de un chaval de la edad, me desahogaba con textos más narrativos y poemas, o inventaba pequeñas historias que eran un escape a mis preocupaciones.

Así seguí, escribiendo en mis diarios y sin más pretensión que las de soltar lastre, a la par que algo maravilloso sucedió en el grupo de amigos, cuando nos dio por escribir, dirigir y editar toda una suerte de películas amateur que hoy en día uno se alegra de que no circulen por la red. Mientras los otros chavales se interesaban por empezar a salir y jugar a ser adultos, nosotros nos reuníamos para escribir y filmar aquella locura de cortometrajes. Yo, de nuevo sin darme cuenta, acabé encargándome de la escritura de muchos de los guiones. De esos tiempos fáciles y maravillosos, la mayoría conservamos todavía una vena artística, de un modo u otro.

Las Palabras Huecas

Así se llamaba el primer proyecto literario "serio" que emprendí, ya con unos dieciocho o diecinueve años. Por aquel entonces no había desarrollado el proceso creativo ni tenía idea de cómo escribir un libro. Es más, aunque todo el mundo recomienda empezar por los relatos, yo creí poder con una novela completa y me lancé a ello.

Fue un error, pero fue un error del que no me arrepiento. Ahora me explico.

Creo que una de las partes más importantes de cualquier proceso creativo es el error, el fallo. "Las palabras huecas" tenía que existir para que "El Síndrome de Korsakoff" pudiese ser lo que es.

La historia de este intento de novela giraba en torno a un personaje llamado Edmundo al que le pasaban "cosas". Un buen día decidía dejar su trabajo (el cual detestaba) y comenzaba a verse envuelto en una serie de sucesos extraños, tras conocer a una pintora ciega que estaba haciendo un retrato de alguien idéntico a él.

Todavía hoy la idea me parece curiosa. Escribí 60 páginas. Edmundo y la pintora llegaron incluso a conocerse y entonces... me di cuenta de que aquello no funcionaba. La premisa me gustaba y me sigue gustando, pero me di cuenta de que no tenía la más remota idea de qué hacer con los personajes una vez se habían conocido.

Ahí nació una de las máximas que desde entonces utilizo para casi todos mis libros: Saber el final primero.

Sin embargo, "Las palabras huecas" (descanse en paz), no fue un completo desastre. Releyéndolo algunos años después, me di cuenta de que había gastado algunas de sus ideas en otras de mis novelas. Me sorprendió ver que algunas de las cosas que contaría años después, ya tenían una versión primigenia en esas 60 páginas.

Lo que tampoco vi venir fue la crisis financiera del 2008, que me obligó a dejar los estudios de lado (Ingeniería en Informática de Gestión) para trabajar de lo que saliese. Fue entonces cuando, viendo mis planes de futuro truncados sin previo aviso, decidí apostar fuerte por la escritura.

Mi primera novela

"El Síndrome de Korsakoff" fue concebido en úna época de mi vida en la que muchas cosas iban mal. Me había visto obligado a dejar de estudiar y me ocupaba en el que, probablemente, sea el trabajo que más he detestado en toda mi vida.

Este libro fue para mí un salvavidas. Me pasaba los días pensando en los giros de la trama, apuntando las ideas en unas pequeñas libretas que yo mismo construía a base de folios recortados y unas pocas grapas. Hechos a medida, eran los únicos blocs que cabían en el bolsillo de mi camisa de uniforme. Y a escondidas en aquel trabajo que odiaba, anotaba nuevos arcos argumentales, recordatorios para retoques de la trama e incluso capítulos completos. Cuando llegaba a casa los pasaba a limpio y llegaban al ordenador prácticamente corregidos con ese segundo filtrado.

Algunas noches, en lo álgido del proceso, acababa mi turno a las dos de la mañana y me pasaba la noche escribiendo. Por la mañana tenía que volver a trabajar, pero aguantaba el sueño con la satisfacción de las páginas escritas y pensando en lo que vendría después: en cuáles serían los próximos pasos de Hugo y el resto de los personajes.

Llegué a llorar escribiendo una de las partes del libro. No sé muy bien por qué se me saltaron las lágrimas justo en esa escena pero creo que, como el personaje al que se refiere, me sentía atrapado en un mundo del cual no sabía como escapar.

Al fin, terminé la novela y la entregué a familiares y un muy reducido grupo de confianza para que la leyesen. Por aquel entonces, nadie sabía ni siquiera que escribía y, de repente, les solté que había terminado un libro de 400 páginas. Creo que fue un shock para ellos. También fue la vez que más asustado he estado de las críticas.

Todo salió bien.

Tras los últimos retoques comencé a mandar el libro a editoriales. Se lo hice llegar a unas diez, de las cuales dos contestaron. Una de ellas me dijo que la obra no encajaba en su línea editorial. La otra, con sede en Madrid, me hizo una oferta para lanzar la novela a nivel nacional. Así fue como publiqué por primera vez.

Y después del primero, llegaron muchos más.

Bibliografía

  • Fausto, Alberto. El Síndrome de Korsakoff. 2010.
  • Fausto, Alberto. Oniria. 2012.
  • Fausto, Alberto. Intragénesis. 2012.
  • Segura, Rafa y Fausto, Alberto. 25 Postales desde Alcoy. 2015.
  • Fausto, Alberto. La Anatomía de las Rosas Rojas. 2016.
  • Fausto, Alberto. Ojhmron. 2023 (Pendiente de lanzamiento).

Biografía breve

Alberto Fausto (Alcoy, España; 1988) es escritor de misterio, fantasía y ciencia ficción. Desde su más temprana juventud se ha sentido atraído por el mundo de las palabras, publicando su primera novela a nivel nacional en 2010 con solo 21 años. Actualmente vive en Dublín (Irlanda), donde trabaja como Software Developer además de seguir escribiendo. Su pasión por la tecnología puede verse reflejada en algunos de sus trabajos, como "Intragénesis".

Es autor de las novelas "El Síndrome de Korsakoff", "Oniria", "Intragénesis" y "La Anatomía de las Rosas Rojas". También es creador de la trilogía de fantasía épica "Ojhmron". Además, ha impartido clases de escritura creativa y, desde 2010, ha dado charlas en diferentes convenciones y centros de enseñanza promoviendo la lectura entre los más jóvenes. También publica activamente contenido acerca de libros y escritura en su canal de youtube.

Sus anteriores trabajos han alcanzado altos puestos en el top 100 de Amazon y algunos de ellos se incluyen como lectura obligatoria en institutos de la Comunidad Valenciana.

Miles de lectores han disfrutado de sus obras.

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